
1 de 2
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que el número de personas expuestas a factores estresantes extremos es grande por el impacto de la pandemia de Covid-19, constituyendo un factor de riesgo para el desarrollo de problemas psicológicos y sociales.
Esta realidad ha cambiado la vida de las personas en cuanto a sus hábitos, creando incertidumbre, dificultades económicas, aislamiento social y temor a contraer la enfermedad, que en muchos casos es mortal.
Cada día se hace más compleja la situación, por el desconocimiento de cuándo terminará la pandemia y qué puede ocurrir en el futuro al afectar la vida de la gente en términos personales y colectivos.
El exceso de información recibida a través de los medios de comunicación y los rumores pueden hacer que las personas se sientan desconcertadas, presentando estrés, ansiedad, irritabilidad, miedo, tristeza y soledad.
Entre los grupos poblacionales más susceptibles a padecer síntomas psicológicos relacionados con el estrés producido por Covid-19, se hallan los dependientes de bebidas alcohólicas u otras sustancias adictivas.
De igual forma las personas que deambulan por las calles, sin techo o con movilidad reducida, con soledad no deseada; los impedidos de vínculos afectivos con los qué mantener una comunicación activa.
También los sujetos con escasos recursos personales para el entretenimiento o con baja capacidad o pobre acceso a la tecnología, así como los que tienen convivencia en entornos de riesgo, como es la violencia o el aislamiento.
Los individuos que tienen dificultad para comprender el estado de alarma y, por tanto, en riesgo de incumplir, como los menores de edad o sujetos dependientes de otras personas y los que están amenazados de perder su trabajo.