A 10 años acercamiento entre Cuba y EE.UU, «no existe la posibilidad de una relación normal»
Por Sputnik/Danay Guilletti Hernández
LA HABANA.- El 17 de diciembre de 2014, los entonces presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, comunicaron al mundo el comienzo de un histórico proceso de acercamiento entre los dos países. ¿Qué ha pasado desde entonces con las relaciones entre ambos países?
«Parece un hecho perteneciente a un pasado remoto y que difícilmente regresará, por lo menos a corto plazo», consideró para Sputnik, Luis René Fernández Tabío, doctor en Ciencias Económicas, profesor titular y estudioso del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana.
El especialista recordó además entre los factores específicos que favorecieron aquella «exitosa negociación» el interés de las partes en liberar prisioneros.
«Ello permitió avanzar inicialmente en un enfoque alternativo de política, que resultó en el restablecimiento de nexos diplomáticos y acuerdos o entendimientos en distintas esferas», señaló Fernández Tabío.
Aquel acontecimiento que, en principio, parecía poner fin a 56 años de enemistades y separación familiar, «demostró, como afirmara el general de Ejército Raúl Castro, la posibilidad de una relación civilizada entre los países, si se aceptaban sus diferencias y podían relacionarse para beneficio mutuo».
Para Fernández Tabío, ciertas condiciones favorables presentes en aquel momento hicieron posible el mejoramiento parcial de los vínculos. «La variable decisiva como se sabe fue la situación interna de Cuba; en 2015, el PIB tuvo un crecimiento del 4%. El balance regional latinoamericano y caribeño era muy favorable al levantamiento del bloqueo a la economía cubana».
A su juicio, resultaba perceptible en las diferentes Cumbres de las Américas, el interés de las naciones de la región por la participación de la mayor de las Antillas en esos escenarios.
No obstante, el académico recordó que en Washington las posibilidades políticas del presidente Obama en su segundo mandato (2013-2017) «estaban limitadas por la derrota demócrata en las elecciones de medio término», de ahí su inclinación por el uso de sus prerrogativas presidenciales para el cambio de enfoque hacia Cuba y probar otro «que consistió en poner el énfasis en lo que el politólogo Joseph Nye conceptualizó como ‘los instrumentos de poder blando'».
¿Cómo se recibió la noticia en la isla?
Fernández Tabío relató que ese mismo 17 de diciembre, acontecía en La Habana un encuentro académico destinado al intercambio sobre los lazos entre la isla y Estados Unidos. En medio del evento se realizó el anuncio y seguidamente se transmitieron los mensajes de los respectivos presidentes acerca de los favorables resultados de esas negociaciones, hasta ese momento secretas.
«Acostumbrado a escuchar y debatir ponencias sobre los problemas del conflicto bilateral y los obstáculos para superarlo, la noticia sobre el inicio de un nuevo momento de entendimiento entre los dos países para avanzar en el relacionamiento bilateral, aunque fuera limitado, fue acogida con mucho entusiasmo en la sala de conferencia», expresó.
El profesor subrayó la presencia en la capital cubana de Wayne Smith, testigo de la ruptura de relaciones en enero de 1961.
Smith fue jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana entre 1979 y 1982 y, posteriormente, desde la institución Johns Hopkins, promotor de la aproximación entre ambos territorios y de los intercambios académicos.
«El profesor Smith se veía visiblemente emocionado y en el local de la conferencia los participantes se daban abrazos y felicitaciones en un claro ambiente de celebración. La expectativa general en aquel momento era muy positiva, aunque sabíamos que, en la esencia de las relaciones, estaba el conflicto bilateral y el objetivo permanente de integrar a Cuba a la unión», afirmó.
A decir del especialista, el mejoramiento de los lazos fue, sin dudas, favorable para la economía y la sociedad de la nación caribeña. Sin embargo, como se demostró después, «aquel acercamiento no representaba un cambio en los objetivos de EEUU; por ser decisiones del Ejecutivo, sin modificar leyes anticubanas como la Helms Burton, podían ser echadas atrás, como sucedió».
¿Un estímulo a la economía?
Ernesto Domínguez, doctor en Ciencias Históricas, destacó que las relaciones diplomáticas permanecen, aunque «no introducen nada positivo en la situación económica interna». A su juicio, un regreso a la línea asumida por Obama «sí sería un alivio, pues abriría algunos espacios, sobre todo, en terceros países; sin embargo, muchas mejores opciones ofrecen los acuerdos con el BRICS».
De acuerdo con el profesor titular del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana y coautor del libro Los años de Obama. Reflexiones sobre Estados Unidos en el siglo XXI, ese grupo opera bajo principios de complementariedad y respeto a la soberanía de cada uno de sus miembros.
Además, «la situación actual cubana es muy diferente, en aquel momento el atractivo para las empresas estadounidenses era escaso, ahora es menor; en otras palabras, sin una voluntad política de Estados de promover un vínculo que lleve a una mejor situación económica en la isla, no existirá un impacto remotamente cercano al necesario».
Añadió, que durante el segundo periodo de Obama no hubo «un desarrollo económico acelerado» y aunque algunos sectores y negocios experimentaron determinado crecimiento, eso no se tradujo en «un incremento sostenido de la prosperidad», por tanto, si surgiera nuevamente esa apertura, tampoco «hay ninguna razón para pensar en un efecto positivo mayor».
«No existe la posibilidad de una relación normal, cuando una de las partes plantea respeto a la soberanía nacional y el diálogo en un plano de igualdad, como lo establece el Derecho Internacional, y la otra parte es una gran potencia que pretende el uso de todos esos mecanismos para forzar o conducir al cambio del régimen político y lograr su subordinación», puntualizó.
Por tanto, si una lección queda de aquella etapa es «que ese no es el camino para resolver los problemas de Cuba, la isla debe encontrar la solución a sus dificultades fuera de Washington, sin contar con EEUU en modo alguno y en espacios que estén fuera de su control».
En este sentido, subrayó que la política de Obama se orientó a la apertura de «brechas en la sociedad», a partir de la identificación de lo que ellos denominaron como «agentes de cambio, específicamente, representantes del sector privado que ha continuado en crecimiento».
¿Qué siguió al deshielo diplomático?
Para Domínguez, la instalación de embajadas en julio de 2015 representó la apertura de «un canal diplomático, una vía de comunicación, algunos intercambios académicos y culturales, y mayor dinamismo en el funcionamiento de los respectivos consulados». Además, generó también «la expectativa de que se podía llegar a un modus vivendi que implicara un espacio de negociación en lugar de la tradicional política de hostilidad».
Luis René Fernández Tabío consideró, asimismo, que tras la derrota de Hillary Clinton y la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2016 se avanzó «en el empleo de instrumentos del poder, justificados con mentiras, manipulaciones y supuestos argumentos de la seguridad nacional, en la búsqueda de la asfixia y el sometimiento al pueblo cubano a una situación socioeconómica crítica».
Por tanto, en su opinión, el regreso del mandatario republicano a la Casa Blanca, a partir del 20 de enero de 2025, «no augura nada bueno para las relaciones con la isla».
Especialmente, en un escenario mundial de conflictos de gran intensidad entre Washington y sus aliados de la OTAN contra Rusia, aquellos en el Oriente Medio, la guerra comercial y tecnológica contra China, la crisis económica y sus secuelas desde 2009 y la declaraba propensión de Trump a utilizar los aranceles contra países que no se subordinan a sus intereses.
«En este momento histórico, caracterizado por el proceso de transformaciones no estabilizadas del orden y la gobernanza mundial, no puede esperarse ni pausa ni tregua en la guerra económica de Estados Unidos contra la mayor de las Antillas, por el contrario, cabe esperar el mantenimiento e incluso profundización de las agresiones», sentenció.