Variedades

Apuntes generales sobre el bolero

Por LUIS RAMON DE LOS SANTOS F. (Monchín)

Me considero un impenitente investigador de la fenomenología del bolero, por ende, no me puedo conformar con lo evidente y tangible, con lo que todos comentan y saben, de ahí que con una frecuencia inusitada literalmente me sumerjo en mi amado montón de papeles, ya amarillos por el tiempo, revistas, «cancioneros» y discos de larga duración de cuya carátula posterior se pueden extraer valiosas informaciones sobre el tema.

Antes de entrar en materia, es preciso hacer saber que el día en que la parca me lleve hacia «donde no regresan jamás los peregrinos» me gustaría que mis papeles se fueran conmigo, como intuyo que eso no podrá ser posible ya he dado instrucciones para que mi media naranja elija uno de mis amigos más fieles y le haga entrega de los mismos, de ahí en adelante ni el muerto ni la viuda tendrán ya nada que ver con el asunto.

Hoy, la ciudad donde vivo pero que no reino, está expectante ante la inminente llegada de una tormenta invernal, sentado frente a mi computadora me apuro por terminar y enviar estas notas porque usted no se imagina lo bueno que es ver una tormenta invernal desde el ventanal de su casa disfrutando de una taza de chocolate mezclado con brandy mientras los carajitos se deslizan en toboganes improvisados en el albo manto.

Entrando en materia. Uno de mis escritores favoritos es el chileno Juan Podesta Arzubiaga, sociólogo de la universidad de Iquique, Chile, hombre sumamente versado en los entretelones del bolero, de él tengo unas notas muy interesantes tituladas: «Apuntes sobre el bolero desde la esclavitud africana hasta la globalización».

Las notas de Podesta Arzubiaga recogen las opiniones más diversas sobre el bolero y cito como primer apunte lo dicho por Manuel Vásquez Montalbán, escritor de fuste y bolerólogo: «El bolero es un discurso que nunca se cierra y permanentemente se renueva».

De su lado, el ingeniero dominicano Pedro Delgado Malagón expresa que «el bolero es una atmósfera, un clima y una tensión».

Gladis Lara, escritora, afirma que «el bolero es la forma más usada para mostrar el lado más humano de América Latina.

El venezolano Manuel Bolívar Graterol se refiere al bolero como «un molde existencial que se repite en el mundo cotidiano y que forma parte de nuestro aprendizaje amoroso y sexual»

Por último, el investigador Jaime Pérez Dávila afirma que «este género musical es amor por alguien, también es requerimiento amoroso, deseo, carencia dolorosa y daño causado por el amor».

Como habrán podido notar hay definiciones que reflejan lo que a juicio de cualquier persona que se considere «normal» en asuntos amatorios, que el bolero recrea un reciclaje perfecto entre el deseo, la pasión, el dolor y otras cosas afines al alma.

Por hoy basta, cuando llegue la nieve, espero que «las blancas azucenas de don Pedro me indiquen que debo darme prisa en destapar un Cabernet y esperar la cita a las seis con Panchito para ir a buscar los aretes que le faltan a la luna,

 

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