Opiniones

“¿De dónde sale este hombre tan viril y tan tierno…?”

Por LILLIAM OVIEDO

En un ensayo, la literata y maestra chilena Gabriela Mistral formula la pregunta. Y cede a la
tentación de responderla. Con juicios de su tiempo, pero con fuerza poética que no envejece,
concluye la respuesta: «En Cuba, que produce la caña mansa y el tabaco piadoso, se da
fácilmente el hombre benévolo y no es raro que saltase de aquí la cifra humana que llamamos,
`José Martí, el bueno`».

En el 130 aniversario de su caída en Dos Ríos, este hombre tierno y viril es inspiración y
ejemplo. Trasciende, porque fue antiimperialista, internacionalista, organizador, maestro
dedicado, periodista honesto, modelo de rebeldía.

Gabriela Mistral lo describe:
«Hay escritores con los cuales sobra la divulgación de persona y vida; hay otros que no pueden
ser manejados sino en el bloque de escritura y carácter. Martí es de estos y hasta tal punto
que no sabemos bien si su escritura es su vida puesta en renglones, o si su vida es solo su
escritura enderezada. Además, es de aquellos que se hacen amar de tal modo que su devoto
quiere saberlo todo de ellos, desde cómo rezaban hasta cómo dormían…»

¿Cómo no amar a un escritor que impregna de belleza sus versos y de apreciable hermosura su
prosa como si la inspiración adquiriera en él permanente presencia?

Uno de sus textos más citados, la carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado, un texto que
no llega a enviar porque el 18 de mayo de 1895, cuando comenzó a escribirlo, tuvo que
atender a los afanes de la guerra, José Martí lo inicia con una expresión de fuerza y decisión.
Después del saludo, dice:

“… ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber- puesto que lo
entiendo y tengo fuerzas con qué realizarlo- de impedir a tiempo con la independencia de
Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre
nuestras tierras de América…”.

Es el Martí antiimperialista presente en cada voz que se alza contra las sanciones de Estados
Unidos a Cuba, a Venezuela y a todo país cuyo gobierno se niegue a poner bajo el control del
poder imperialista los recursos que deben alimentar el desarrollo nacional y regional.

Es el Martí justiciero, que inspira la lucha contra el grosero bloqueo de Estados Unidos a Cuba,
condenado en 32 sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Es el Martí
inspirador de las mejores frases y de las más oportunas acciones contra la retención ilegal, por
Estados Unidos y algunas potencias europeas, de oro, dinero y otros recursos de países cuyos
gobiernos no se arrodillan.

El periodista insobornable, hombre o mujer que, aunque sea dura la existencia, se niega a
vender su pluma, impulso halla en el Martí que expresa:

«Odio la pluma que no vale para clavar la verdad en los corazones y sirve para que los hombres
defiendan lo contrario de lo que les manda la verdadera conciencia, que está en el honor, y
nunca fuera de él».

En esa proclama están contenidas las palabras para rechazar el contenido basura y para llamar
la atención sobre el discurso de odio expresado en racismo, xenofobia y elitismo, que se ha hecho predominante en los medios de comunicación a instancia de las corporaciones que los
controlan y los utilizan a su vez para aplaudir el entreguismo, disfrazar el abuso y apañar el
saqueo.

Pero Martí también dejó el ejemplo. Tuvo que abandonar México por oponerse a la dictadura.
Así concibió el honor.

El “hombre de tribuna y redacción” que ejerció sobre Gabriela Mistral tan auténtica
fascinación, escribió en lindos versos que “Todo espíritu vive enamorado: / El alma joven
nuevo amor suspira: / Aman los viejos por haber amado.”

El hombre `viril y tierno` que a la Mistral inspira tan hermoso sentimiento, amó a los niños. No
solo creó para ellos la revista La Edad de Oro, también les escribió hermosos versos:

“Cuando en medio del recio
Camino lóbrego,
Sonrío, y desmayado
Del raro gozo,
La mano tiendo en busca
De amigo apoyo,
Es que un beso invisible
Me da el hermoso
Niño que va sentado
Sobre mi hombro.”

Es el Martí que vivió para amar, el Martí que convirtió en acto de amor su lucha, y que el 19 de
mayo de 1895, un día después de comenzar a escribir una carta a un amigo mexicano, fue
abatido en Dos Ríos… Es el Martí que sigue vivo y da vida al amor, a la ternura y a la cada vez
más digna y necesaria rebeldía.

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