
De padre a hijo
Raphy junior es el varón de 3 hijos, y ¨de ñapa¨ el menor. Su madre y yo estamos orgullosos de las 3 maravillas que tenemos. Él es hoy el ejemplo de lo que yo quise ser ayer, es la superación cuantitativa de mis virtudes y la disminución cualitativa de mis defectos. Tiene el privilegio de trabajar en lo que le gusta y le pagan por ello.
Como padre creo que algunas de sus virtudes pueden ser espejo para que otros se vean y logremos educar a nuestros hijos por mejores caminos. No le dejamos riquezas ni lujo, le enseñamos valores.
- Le instruimos que si eres buen hijo serás excelente padre (Responsabilidad).
- No le dimos todo lo que pedía y ahora gasta menos de lo que necesita, disfrutando lo que tiene valor, pero no lo que tiene precio (Práctico).
- No le ordenamos hacer las cosas y aprendió que los demás podían hacer lo que él quiere sin imponérsele (Liderazgo).
- Le enseñamos a abrevar en la fe no en la religión y por eso su estatura física resulta exigua cuando la comparas con su dimensión espiritual (Creyente).
- Lo adoctrinamos para brillar sin proponérselo, evitando el maltrato innecesario a los demás (Humildad)
- Lo llevamos a acometer los procesos con determinación y valentía (Decidido).
- Le indicamos cómo convertir los vericuetos para llegar a la meta, en caminos ligeros para llevar cargas pesadas (Visionario).
- Lo motivamos a hacer lo que sea para que los demás consigan lo que quieran (Solidario).
Soy un padre satisfecho y mi legado está en las buenas manos de mi hijo, porque percibo que los episodios de su existencia marcan una historia inspiradora (Ejemplo). Él es capaz de transformar su vida y su entorno a su antojo, por lo que tiene la decisión e iniciativa para realizar acciones difíciles sin temor (Emprendedor). Sé que no es un santo, pero por los testimonios de quienes le rodean el aura y la corona las tiene garantizada.