España reconoce oficialmente Estado palestino e Israel sube tono: ¿qué implicaciones trae?
Por Sputnik
MADRID.- Los Gobiernos de España, Irlanda y Noruega emiten simultáneamente su reconocimiento oficial. Tel-Aviv escala en respuesta la tensión diplomática a un nivel inaudito, pero Madrid no cuestiona la relación. El reconocimiento español es positivo, pero apenas tendrá aplicación práctica y entraña un cálculo político de doble moral, afirman los analistas.
mediante su aprobación en la reunión del Consejo de Ministros.
Se materializa así la promesa del presidente Pedro Sánchez de reconocer al Estado palestino antes de finales de junio. Simultáneamente, la medida también ha sido formalizada por Noruega e Irlanda, y se espera que más países de la UE la secunden en las próximas semanas, como Bélgica, Eslovenia o Malta.
Pedro Sánchez: «No es una decisión que adoptamos contra nadie. Es una necesidad perentoria para alcanzar la paz».
En España, la potestad de ejercer el reconocimiento de un Estado es exclusiva del Gobierno y no depende del arbitrio de ningún organismo internacional. El artículo 97 de la Constitución del país faculta al Ejecutivo a dirigir la política exterior, aunque el Parlamento puede instarle a adoptar medidas en la materia. Así pasó en 2014, cuando el Legislativo aprobó una proposición no de ley presentada por el PSOE en la que se pedía reconocer a Palestina «como Estado y sujeto de Derecho Internacional».
En su comparecencia el día 22 en el Congreso para anunciar tal decisión, Sánchez no llegó a precisar qué acciones seguirán a la asunción de la estatalidad de Palestina.
Para Irlanda, España y Noruega, el reconocimiento simultáneo entraña de inicio un carácter simbólico, dado que Madrid auspició la Conferencia de Paz para Oriente Medio en 1991 y en Oslo se firmaron los acuerdos de paz de 1993 entre palestinos e israelíes. Para Irlanda, la decisión es acorde al sentimiento que emana del propio pueblo irlandés a lo largo de la historia.
«Según el derecho internacional, un Estado se compone de tres elementos: territorio, población y Gobierno. Es ahí donde se ejerce la soberanía. Pero ahora no hay un territorio bien definido, está en disputa y no se sabe muy bien sobre qué población se va a ejercer el gobierno. El reconocimiento en general está bien, pero el problema es el cuándo y el cómo», explica.
Efecto político más que práctico
No cabe esperar que el reconocimiento devenga en implicaciones jurídicas de peso. Pero su simbolismo político podría reforzar el papel de Palestina como Estado observador en Naciones Unidas. Y, en última instancia, favorecer la consideración de otorgarle la membresía de pleno derecho en esta organización, con lo que se añadiría una presión extra sobre EEUU, que vetó las últimas votaciones al respecto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Efecto político más que práctico
No cabe esperar que el reconocimiento devenga en implicaciones jurídicas de peso. Pero su simbolismo político podría reforzar el papel de Palestina como Estado observador en Naciones Unidas. Y, en última instancia, favorecer la consideración de otorgarle la membresía de pleno derecho en esta organización, con lo que se añadiría una presión extra sobre EEUU, que vetó las últimas votaciones al respecto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Mientras tanto, muchos se preguntan si el reconocimiento de la estatalidad palestina implicará movimientos de calado, como la apertura de embajadas, la definición de fronteras o la suscripción de acuerdos de diversa índole. El problema es que, en la situación actual, no se dan las condiciones para culminar tal reconocimiento.
Así lo piensa Antonio Alonso, profesor de Relaciones Internacionales en el CEU San Pablo de Madrid, que en conversación con Sputnik subraya que la iniciativa apenas tendrá un impacto práctico y que este no podrá abarcar Gaza «con una operación militar todavía en marcha».
Por otra parte, el reconocimiento puede reportar dividendos políticos a Pedro Sánchez. «De cara a la campaña de las elecciones europeas, es un añadido internacional que puede potenciar el voto progresista hacia el Partido Socialista», asegura a Sputnik el sociólogo y especialista en Estudios Internacionales Aníbal Garzón, que recuerda que la posición solidaria con Palestina cabe enmarcarla en un contexto general de buenas relaciones de España con el mundo árabe «desde los tiempos del franquismo».
«Pero más allá de esto, Sánchez no denuncia el genocidio que lleva a cabo Israel ni rompe relaciones. Tampoco llama a consultas a su embajador en Tel-Aviv. Así que, en este sentido, hay una especie de juego de doble moral. Se hace eco de las protestas que hay por todo el mundo, pero en otros casos donde España debería estar más implicada, justamente da la espalda. Estoy hablando del Sahara Occidental», matiza Garzón, seguro de que a Pedro Sánchez le mueven «intereses reputacionales» distintos a la solidaridad.
Relaciones tensas, aún no rotas
Las declaraciones de la diplomacia israelí en vísperas del reconocimiento han venido tensando la relación con Madrid. El mero anuncio provocó la llamada a consultas de la embajadora israelí en Madrid el mismo día 22 de mayo. Tel-Aviv lo calificó de «regalo para Hamás».
Dos días más tarde, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, fue más allá y anunció la prohibición para el consulado español en Jerusalén de «prestar servicios a los palestinos en Judea y Samaria» en represalia por unas declaraciones de la vicepresidenta Yolanda Díaz, quien las había culminado diciendo que «Palestina será libre desde el río hasta el mar». Katz calificó entonces a la vicepresidenta española de «persona ignorante y llena de odio».
«Seguiremos presionando desde nuestra responsabilidad como Gobierno para defender los derechos humanos y poner fin al genocidio del pueblo palestino. Vivimos un momento de la historia del mundo en el que hacer lo mínimo es a la vez heroico e insuficiente. Por eso no podemos detenernos. Palestina será libre desde el río hasta el mar», había manifestado Díaz, que definió la decisión como un «acto de humanidad» que atiende a un «clamor de la sociedad civil internacional».
La prohibición entrará en vigor el 1 de junio, según la nota diplomática dirigida por el Ministerio de Exteriores israelí a la embajada española en Tel-Aviv. En su difusión de la nota en la red X, el ministro Katz ha vuelto a elevar el tono contra el Gobierno español, del que dice que «premia al terror» y acusa de ser antisemita.
«Aquellos que premien a Hamás e intenten establecer un Estado terrorista palestino no tendrán contacto con los palestinos. Los días de la Inquisición han terminado», escribe Katz en X, que amenaza con hacer «daño en respuesta» a quienes «nos hacen daño».
Pese a la tensión suscitada por motivo de las graves acusaciones y deterioro de la etiqueta diplomática, Madrid no se ha planteado la rotura de relaciones con Israel. Ni siquiera ha llamado a consultas a su embajadora en Tel-Aviv. El hecho contrasta con la crisis diplomática abierta con Argentina a cuenta de las alusiones de Javier Milei a las presuntas corruptelas de Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, que sí ha provocado la retirada sine die de la embajadora española en Buenos Aires.
Las diferencias en un caso y en otro reflejan «una desproporción enorme», que la reacción del Gobierno español, «bastante más timorata», no hace, sino acentuar, considera A. Alonso. «Es una contradicción más de cuantas incurre el Gobierno, que tendría que escuchar a los propios diplomáticos», sostiene, al albergar dudas sobre la capacidad de José Manuel Albares para «saber medir las respuestas».
«Es todo un espectáculo mediático» añade Garzón, que resta gravedad al choque con Milei. «En esta doble moral, la relación diplomática se tensa con Argentina, pero no con Israel. Y esto sucede así porque la actitud de Sánchez responde a una estrategia política antes que a valores».
Otra vuelta de tuerca a la tensión
Y en esta escalada verbal, la ministra de Defensa, Margarita Robles, declaró ante las cámaras de RTVE el día 25 que lo que ocurre en Gaza es un «auténtico genocidio». Preguntada sobre las posibles consecuencias del reconocimiento, Robles descartó que la cooperación entre los servicios de inteligencia de España e Israel quede afectada.
Una eventual rotura de relaciones con Israel sería «lamentable» para los intereses de España en materia de lucha contra el terrorismo antiyihadista, opina A. Alonso, que destaca también los intereses económicos y culturales en juego, «incluido el turismo religioso hacia Tierra Santa».
Aunque admitió la posibilidad de consecuencias, la ministra Robles descartó represalias israelíes en materia de cooperación entre los servicios de inteligencia. Pero en menos de 24 horas, el ministro Israel Katz publicó un video en la red X donde se mezclan los ataques de Hamás del 7 de octubre con música e imágenes de baile flamenco, todo bajo el título «Hamás: Gracias, España».
«Nadie nos va a amedrentar en nuestra firme decisión de reconocer al Estado palestino, ni vamos a caer en provocaciones que nos desvíen de los esfuerzos de paz», manifestó al respecto su homólogo español, José Manuel Albares, que tildó el mensaje de Katz de «escandaloso y execrable». El ministro israelí dedicó videos semejantes «de agradecimiento» a Irlanda y Noruega, con música celta y nórdica, respectivamente.
¿Otra traba para la paz?
Cabe preguntarse por el efecto de la orden internacional de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) contra Benjamín Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant en la perspectiva actual del reconocimiento de la estatalidad de Palestina a cargo de varios países de la UE.
La decisión puede renovar la presión sobre los países aún reticentes a admitir en la ONU a Palestina como miembro de pleno derecho, pero no está claro si a corto plazo contribuirá a un alto el fuego y al cese de las acciones militares israelíes. La medida «no detendrá los crímenes de guerra de Netanyahu, pero es necesaria para empujar a la comunidad internacional a posicionarse y actuar», escribió Sira Rego, ministra española de Infancia y Juventud, en su cuenta oficial de la red X.
En esta tesitura, el fin no es solo el reconocimiento del Estado palestino; lo principal es «pacificar la región», recalca A. Alonso, que teme que la orden del CPI termine funcionando más bien como un impedimento.
«Aunque la orden sea razonable, ahora mismo es un obstáculo para el proceso de paz, porque no puedes sentar en el banquillo de los acusados a alguien con quien quieres negociar», concluye Antonio Alonso.