Variedades

Evocación prostibularia sanjuanera

Por Luis Ramón de los Santos F. (Monchín)

Como toda ciudad dominicana San Juan De la Maguana tuvo sus «islas del placer», como calificara una vez el poeta Fello Méndez a esos lugares donde el placer vertical se conseguía con maromas horizontales, islas que por un módico precio te graduaban de hombre o simplemente te otorgaban un diplomado honoris causa de chulería institucionalizada.

Para la época que pretendo describir es esta crónica visitar uno de esos santuarios eróticos era toda una odisea, se entraba por detrás muy discretamente al salón donde las etairas elegantemente vestidas lucían su mejor sonrisa y su mejor perfume que por cierto y como dato interesante siempre era de procedencia haitiana.

De los que recuerdo, dicho esto sin ningún remordimiento de conciencia, mi preferido era «El Marien» ubicado en una enorme casa pintada de anaranjado y con mas de siete puertas en la avenida Anacaona, para aquellos que prefieren no recordarla como lupanar les digo que en ese mismo lugar estuvo localizado años después el Servicio Nacional de erradicación de la malaria (SNEM).

Uno de los artículos escritos por este relator de cotidianidades publicado hace más de diez años por BARRIGAVERDE versaba precisamente sobre «El Marien» recuerdo que lo titulé «El Marien fue catedral, no parroquia», ese artículo causó un revuelo tan grande que no solamente se me acusó de ateo, comunista y disociador, sino que se llegó a pedir mi excomulgación de la Santa Madre Iglesia Católica a lo que yo respondí con el desparpajo que me caracteriza: «Gran vaina».

El Marien para quienes lo conocimos fue un enclave emocional sin precedentes porque no sólo era un prostíbulo elegante, sino una especie de escuelita donde te entregaban el diploma de hombresito con menos esfuerzo del que tienes que hacer cuando cursas el bachillerato.

Otro de esos lugares emblemáticos, amados por unos y odiados por los menos, fue «El Danubio azul», para recabar datos sobre ese lugar contacté al colega locutor Danubio García y esto fue lo que me escribió, cito textualmente: «El bar Danubio azul» ubicado en la esquina de las calles Diego de Velázquez y Dr. Cabral de San Juan De la Maguana en los años 1962 al 1977 era propiedad de Nivin De Oleo y lo atendía un señor llamado Emelindo (no recuerdo su apellido).

Sigue diciendo Danubio: «Ubicados en la misma calle Diego de Velázquez, algunos locales alquilados por el señor Teófilo Hernández, había algunos lupanares secundarios, entre ellos, uno al que le decían «El Patio de Teo».

«Allí había mujeres cibaeñas, colombianas y panameñas en una ocasión un cura fue descubierto encerrado en un área escondida con una prostituta curazoleña». termina el relato de Danubio.

Podría pasar horas haciendo un recuento de esos lupanares emblemáticos de San Juan de la Maguana, pero no sería justo que termine este relato ignorando algunos otros que también tienen su impronta escrita en letras de oro en el recuento prostibulario serie doce: La Maderencia, Barra El crimen, La Casa Blanca, El Cabaret de Gollito, El cabaret de Pobre, Las Casas de Citas de Toñita y Viola, entre muchos otros.

Si después de leer esta crónica a usted le llegan más nombres dígalo sin vergüenza, total…

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