Opiniones

Justicia mundial y local, un dolor de cabeza

Por EMMANUEL ABREU REYES

Evidentemente a los que evaluamos de fuera, solo nos da un fuerte dolor de cabeza, pero al que está recibiendo los rigores del encierro cada día le parece un año.

Cuando éramos niños llegamos a ver las dictaduras de Franco en España, de Somoza en Nicaragua, y desde luego la de Trujillo aquí, así como en Venezuela y en otros países del mundo; eran hombres de horca y cuchillo, que implantaban la justicia a su conveniencia y antojo.

Como eran cosas completamente abusivas, y que iban hartando a la población, muchos de estos sátrapas terminaron muertos, o exiliados, otros eran juzgados por sus crímenes, y por la forma en que impartieron la justicia, siempre matando a los que disentían de sus ideas, así como a familiares y hasta amigos de estos.

Los amos del mundo impusieron sus leyes, y se comenzó a formar nuevas etapas con predominio de una supuesta Democracia impregnada de globalización y neoliberalismo, y a todos nos renació la esperanza, al pensar que un sistema de verdadera justicia nos acompañaría, que habría algo de equidad global, y que los desarropados y pobres del mundo les llegaría un poco amas en el reparto de la riqueza y medio ambiente, que es de todos los seres humanos.

En cierta forma la justicia ha retrocedido, ahora hay prófugos mundiales cuyo único pecado fue decir la verdad, y sobre todo las multinacionales y los apellidos sonoros y de abolengo, hoy en día acaparan toda la riqueza, haciendo reminiscencia dinástica, como si fueran los antiguos Reyes. A eso se le suma la maravilla de las computadoras y plataformas de carácter mundial, por otra parte, la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Si se trata de evaluar la justicia local, es decir la de República Dominicana. No cabe ninguna duda de que tenemos un presidente que eligió hasta cierto punto un Ministerio Público independiente, pero entendemos que se ha quedado corto para la Justicia ejemplarizadora que esperábamos, y en segundo lugar que ya es hora de remover esa Suprema Corte de Justicia, la cual responde a los lineamientos imprimidos por el gobierno peledeísta anterior.

Si aquí no se hace, aunque sea una mediana justicia con los anteriores depredadores de los dineros y propiedades pública, esperemos tarde o temprano las consecuencias.

Debemos recordar de que las cárceles están abarrotadas de infelices que en muchos casos no han cometido ningún delito, y en otros la violación a la ley ha sido tan mínima, por ejemplo, robarse por hambre un racimo de guineo, o unas chinolas, y por eso llevan años presos sin juicio de fondo.

Saldrán de la ergástula entonces siendo verdaderos delincuentes. Como vemos este es un problema social urgente para esta sociedad.

Entendemos que, al vencer las medidas de coerción de muchos implicados, había que cumplir la ley, es decir dejarlos con prisión domiciliaria, pero, primera pregunta; ¿Por qué dejaron vencer la medida, y no les pasaron juicio de fondo?

Y, segunda pregunta: ¿Por qué algunos que violentaron la ley no sido juzgados?

Se puede asegurar, que a esas medidas complacientes les han precedido acuerdos de aposento.

  • El autor es médico cirujano, abogado y escritor.

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