Opiniones

La injerencia del imperio

Por ANULFO MATEO PEREZ

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La jefa del Comando Sur de EE.UU., Laura Richardson, refiriéndose a las riquezas naturales de Latinoamérica, no titubeó en decir: “tenemos el 31 % del agua dulce del mundo en esta región”; que “esta región importa”. “Tiene mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego”.

Y según Richardson, Washington “intensificará su juego”, porque en la región “hay mucho qué hacer” por los “ricos recursos”, entre ellos elementos de tierras raras, litio, petróleo, agua dulce y metales como cobre y oro.

Luego, refiriéndose a la seguridad nacional, Richardson mencionó a su “adversario número dos”, “Rusia”, indicando que Cuba, Venezuela y Nicaragua tienen relaciones con Moscú, como si se tratara de un “pecado”.

El presidente Luis Arce deploró las declaraciones de Richardson en cuanto al agua y al litio, un metal del que Bolivia posee unas reservas de 21 millones de toneladas en Uyuni, Potosí, la salina más grande del mundo.

El mandatario dijo que, aunque no es la primera vez que EE.UU. habla sobre las riquezas de América Latina, su país va a “defender la soberanía” y a decidir con quién hace los negocios.

El rechazo a las frases de Richardson ha sido firme y lo hizo el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, quien escribió en su cuenta de Twitter que “Latinoamérica ya no es un pedazo de tierra para saquear”.

En ese tono también hablaron Evo Morales, el exsenador colombiano Feliciano Valencia, la exembajadora argentina Alicia Castro, quien pidió estar alerta ante lo dicho por Richardson.

Por todo lo expuesto, queda demostrado que Latinoamérica no es la misma, tras 199 años, cuando EE.UU. adoptó la doctrina atribuida a James Monroe, “América para los Americanos”.

 

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