La memoria
Por ANULFO MATEO PEREZ
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Las investigaciones más acabadas y de más bagaje científico determinan que la memoria y la inteligencia se complementan mutuamente para garantizar el rendimiento intelectual. Así como hay correspondencia entre la memoria y la inteligencia, también existe entre la atención y el fenómeno mnésico (de la memoria).
Los trastornos de la memoria son múltiples y de variada causalidad, uno de estos es la exagerada capacidad para recordar, frecuente en sujetos excitados o eufóricos, como en la manía o hipomanía o bajo los efectos de sustancias psicoactivas.
También se puede apreciar, paradójicamente, en retrasados mentales, quienes muestran gran capacidad para recordar cifras y fechas, aunque no pueden utilizarla en la elaboración de un pensamiento dialéctico formal.
En los estados febriles, histéricos o crepusculares, epiléptico o trance de muerte inminente, también se ha reportado esta alteración. La Amnesia, por el contrario, es la pérdida de la función de la memoria.
Puede tener causas orgánicas, psicológicas y simuladas. Ser selectiva, parcial o total; aguda, subaguda y crónica; reversible e irreversible; inmediata y reciente; intermedia, remota y lacunar.
“Lo ya visto” (déjà vu) y “Lo nunca visto” (Jamais vu), sensaciones que tiene el sujeto de haber visto o experimentado el lugar o circunstancias en que se encuentra, o viceversa, recurso usado en el cine.
Asimismo, se conocen los “Desórdenes de identificación”, cuando el afectado ha considerado a extraños como familiares o amigos, o por el contrario dice que sus amigos son impostores o dobles.
La memoria puede mejorar si la persona duerme alrededor de ocho horas, caminar para ejercitarse, organizarse, comer saludable, tomar descansos, prestar atención, mantenerse activo mentalmente.
