Variedades

Llamados a cambiar el lenguaje sucio

Por EMILIA SANTOS FRIAS

El consagrado comunicador William Arana, hace tiempo inspira, fortalece  mi el deseo de accionar, y por fin concluir la promesa que me hice, y luego realicé al Creador, como forma de agradecer su protección permanente: seguirle desde hoy y para siempre. La razón es clara, tengo mucho que agradecer, y esa es mi ofrenda, la vida que me regaló puesta a su servicio.

Esta necesidad de vivir desde la espiritualidad, no desde la religión, me asalta hace décadas: la dialogo frecuentemente con el Divino, durante nuestros encuentros, mediante la oración. Deseo que  el Dador de Vida, sea mi mundo; mi universo como reza la alabanza. Es entonces, cuando también aparece el devocional “La Dosis Diaria”, y dulcemente, me hace tomar tiempo para  reflexionar en cuanto a  mi área espiritual; relación con el omnisciente, su palabra o Manual de Instrucciones; la oración y meditación. Todas iniciadas y no potenciadas.

Todo lo anterior, al enfrentarlo me lleva a vivir desde el amor, con gratitud, conectada a Dios y fortalecida en la fe. Al importantizarlo, como hábito ininterrumpido, será evidente lo que conseguiré para mi vida: infinitas bendiciones.

Por eso, hoy me empujo a dejar la terquedad; apatía, y aceptar lo que dice la palabra del omnipotente: “solo Jesús puede llenar nuestras vidas y aplacar deseos carnales que nos seducen”.

Porque, esos intereses personales; placeres del mundo, solo impiden que se desarrolle lo espiritual. Algunos de estos, como: miedo, inseguridad, vanidad, engreimiento, deslealtad, hipocresía, inmoralidad, impureza, bajos deseos, codicia, avaricia, resentimientos, odio, dolor, amargura, envidia, egoísmo, altivez, dureza al juzgar a los demás, falta de humildad y de compasión; ansiedad social…, todos ellos constituyen idolatría, al adorar las cosa del mundo y producen enfermedad mental.

Cuando hacemos morir esas cosas pecaminosa, terrenales que nos acechan por dentro; nos atan y producen malestar físico, emocional y mental, como ansiedad, estrés, depresión…, esos deseos y patologías de la carne, nace lo espiritual.

“No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones y los malos deseos: no sean avaros, quien lo es, está en idolatría, porque adora las cosas de este mundo”. Como es sabido, estos pecados provocan la furia del Señor. Por consiguiente, es preciso asumir la siguiente recomendación: eliminar enojo, calumnia, comportamiento malicioso, lenguaje sucio. iEs hora!

Se hace hincapié en este último: el lenguaje sucio; tan común en este Siglo XXI, que lastimosamente, permite en la generalidad, que las personas abracen la Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), para vulnerar derechos humanos y fundamentales. Informar utilizando groserías, improperios, expresiones perniciosas…,

Verbigracia, la actual forma de comunicar, de gestionar contenido desde los medios electrónicos o modernos, donde quienes cometen estas vulneraciones en vez de ser escarmentados por la sociedad, son laureados.

Entonces, retomando, si  nos consideramos hijos e hijas de Dios, tenemos que consentir la afirmación que consagra Colosenses 3: 5-8, para que cambiemos esas cosas que hacíamos antes, que se realizan, pero que ya no debemos efectuar. Entender de una vez y por todas, que  “somos un linaje escogido”, como afirma nuestro Manual de Instrucciones: la Biblia. Al hacerlo, esta acción formará parte de nuestro legado.

¡Es el momento de aceptar el llamado, el toque que hace Dios a nuestro corazón, y cambiar pasiones terrenales, del  mundo. Sacarlas de nuestras vidas y abrazar mejores cosas! Es un gran desafío, pero para quienes procedan, representará alcanzar bendiciones. ¿Si no lo hacemos, qué nos diferencia de Judas?

Al salir adelante, desencadenarnos del ser histórico, convertirnos en seres genuinos, íntegros en lo íntimo o personal, tanto para el Padre Creador, como para toda la sociedad. Disfrutaremos de una vida llena de gozo y plenitud. ¡Seremos más que vencedores!

Hasta la próxima entrega.

  • La autora Es educadora, periodista, abogada y locutora; reside en Santo Domingo

E-Mail: santosemilia@gmail.com

 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba