
Ni colonialismo, ni fascismo
Por EMMANUEL ABREU REYES
El colonialismo es el dominio de una nación grande sobre otras pequeñas, que se ven sometidas a todos los vaivenes y caprichos de las grandes metrópolis. Esto existe desde antes de la conquista de América, y después también, como aconteció con Quisqueya que luego fue llamada La Española, y como existe todavía en islas como Guadalupe de dominio francés, y otras de dominio norteamericano y holandés.
Este colonialismo asume ribetes, según las circunstancias, ya que por ejemplo Puerto Rico muchos de sus pobladores se han acostumbrado a depender de Norteamérica, y en otros casos como el nuestro, hacen contratos onerosos con nuestras riquezas naturales, apoyados en traidores locales, como han existido siempre.
En cambio, el fascismo suele asumir ribetes de nacionalismo, y suele estar encabezado por figuras que llegaron al endiosamiento, como por ejemplo Mussolini en Italia, Hitler en Alemania, Franco en España, y Trujillo aquí en nuestro hermoso país.
También otros países se vieron afectados por variados fascistas, pero la tendencia de los pueblos fue tratar de deshacerse de ellos, ya sea eliminándolos físicamente, encarcelarlos, etc. Sin embargo, como siempre sucede con los sistemas feudales y capitalistas, asumen posiciones de globalización y neoliberalismos, cuyos flagelos y espinas son encubiertas, pero los ribetes son neocoloniales y fascistoides.
En la actualidad hay una tendencia a que se produzca una vuelta hacia estas dos tendencias, y los pueblos sobre todo tienen que estar muy pendientes, para que no haya una regreso al pasado. Sería devastador que sucediera eso con la intensidad de los Videla en Argentina. Sin embargo, hay casos analizables en Hispanoamérica, pero al menos son presidentes que han llegado con apoyo popular.
Estos personajes aducen que defienden a sus respectivos países de la acción depredadora de los imperios, que siempre están pendientes de apoyar a nacionales que se arrodillan y se someten a la ambición del dinero y del poder, como ejemplo de esto último tenemos a Perú, que exhibe neocolonización y neofascismo, aunque con matices de sustitución de los atropellos directos.
Yo estoy convencido de que, las ideas de dominación de los grandes poderes, lleva aparejado la esclavitud, por la vuelta a pretender la explotación de las tierra y montañas contentivas de nuestros minerales, sin tener en cuenta la contaminación de nuestro medio ambiente, árboles y ríos, también los préstamos que nos hipotecan y nos ponen a hacer negocios, como son los Fideicomisos, los préstamos de la comunidad europea y el banco mundial
Las enseñanzas de homosexualidad a los niños, nos preocupa bastante, pero estaremos pendientes; a esto se une el manejo de las farmacéuticas y vacunas, que sospechamos forma parte de todo ese desprecio que los grandes poderes sienten por los pobres.
Creo que en los años venideros se esclarecerán cosas oscuras. Lo bueno es que, aún sea lentamente, el pueblo ha ido haciendo conciencia y ha demostrado que no desea ni neocolonización ni fascismo. Ya tenemos bastante de todo eso en el mundo.