Opiniones

No dejemos solo al Ministerio Público

Por Macondiano Rodríguez Rodríguez

Entre sorpresas y espantos el país ha venido presenciando las revelaciones y acciones jurídicas que lleva a cabo el Ministerio Público en su misión sin precedentes de perseguir y enjuiciar a aquellos malos dominicanos que históricamente han hecho del Estado un botín que se han repartido a su antojo y conveniencia.

A pesar de la seriedad de estos casos de corrupción, buena parte de la población los sigue cual si se tratara de un circo romano de nuevos tiempos sin detenerse a medir las consecuencias que los mismos podrían generar si en esta tarea se deja solo a ese equipo del Ministerio Público que ha mostrado estar dispuesto a escribir la historia de la decencia entre el antes y el después.

Es momento de que los hombres y mujeres que con gallardía han decidido enfrentar a esa caterva de indolentes que no han desperdiciado oportunidad para desangrar las finanzas públicas reciban el apoyo de aquellos buenos dominicanos a los que les duele el país y su futuro.

El más reciente de ellos, tómese en cuenta el entramado conformado por la mayoría de las instituciones públicas relacionadas con el manejo de las finanzas del Estado, debe servir de alerta como para lanzar un movimiento nacional que en todas sus manifestaciones alienten y apoyen las acciones de la justicia.

No hacerlo ahora, podría dar lugar a que los mismos capitales sustraídos al Estado sean utilizados para obstaculizar la labor de los fiscales mediante campañas de descréditos ejecutadas por vándalos que como sicarios de los medios de comunicación han estado y están dispuestos a vender sus mentiras y su silencio en beneficio de sus mecenas.

Es hora de volver a la Plaza de la Bandera, parques, plazoletas y todos los escenarios posibles a nivel nacional para que el sentir de este pueblo se manifieste sin reservas en apoyo a la gestión del Ministerio Público y exigir justicia sin escamoteo.

No olvidemos que el monto de dinero que en su conjunto involucran estos casos de corrupción, tiene la capacidad para producir en el país una versión caribeña de la Noche de los Cuchillos Largos, esta vez tratando de llevar a los magistrados a un paredón moral cuyo muro sea levantado con infamias y degradaciones que terminen confundiendo a la población.

La advertencia está hecha, y aunque mi deseo es equivocarme, no sobraría una ratificación nacional de los buenos dominicanos para que se escuche de nuevo su grito de ¡basta ya de impunidad y corrupción!

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