
Progreso de mentira
Por NARCISO ISA CONDE
Vivimos en una sociedad donde la lluvia que bendice la tierra se convierte en tragedia social y crisis humanitaria. Y nos hablan de desarrollo, de reducción de la pobreza monetaria, del gran progreso dominicano y de la extraordinaria modernidad de un país digitalizado.
Pero es que la pobreza no es solo monetaria ni el desarrollo es simple opulencia de minorías. Es que aquí, cualquier aguacero, vaguada, onda o tormenta tropical Melissa desnuda la pobreza y encuera el progreso y el desarrollo de mentira.
Es el penoso resultado del empobrecimiento de la naturaleza humana y no humana, consecuencias directas del neocolonialismo, del neoliberalismo, de la apropiación privada del patrimonio público y natural del país, del saqueo sistemático e institucionalizado, del saqueo minero y sus presas de cola, y del capitalismo gangsteril al que estamos sometidos.
Otra vez se repite y recicla el trágico historial y sus recetas de ocasión (mejorada por el COE), sin lograr ocultar cómo la abundancia de agua, que es vida, en una sociedad oprimida, en el contexto de una naturaleza cada vez más depredada, se lleva esas mentiras del desarrollo y el progreso, y pulveriza la fantasía que pregonan nuestras élites capitalistas y sus servidores intelectuales.
Porque es absolutamente cierta esta afirmación contenida en la Tesis Ambiental del Movimiento Caamañista-MC, titulada “El capitalismo es un sistema ambientalmente insostenible”:
“La apropiación de la naturaleza dominicana, vía apropiación del territorio, ha sido la base para la apropiación del trabajo social.
No es casual que quienes ejecutan el mayor despojo contra la nación sacralicen la propiedad privada y vean en ella “la base para la convivencia en el sistema jurídico-político del país”.
Será imposible la recuperación de la función social del territorio y la reversión de las tendencias a la degradación ambiental sin la recuperación por la sociedad de los recursos naturales y la priorización de la conservación de su capacidad para la creación de valor de uso y superación del modelo de explotación en que se sostiene.
La lucha política y ambiental tienen, pues, una agenda común, objetivos comunes y se necesitan mutuamente, ya que liberar al ser humano ya la naturaleza es una misma tarea.”
Mientras, procede protestar y proponer, luchar y emplazar, impedir nuevas agresiones y lograr reivindicaciones, procurando crear conciencia y organización, fuerzas transformadoras y contrapoderes, capaces de establecer un sistema y un modelo que recupere la función social del territorio y elimine las brutales desigualdades y depredaciones que alimentan la espiral de la tragedia social.




