Raíces históricas eliaspiñenses y los rasgos comunes con la cultura sanjuanera
Raíces históricas de la cultura
Por Rafael E. Caamaño Castillo
El análisis de los factores incidentales en la cultura de los pueblos, plantea de manera inequívoca una revisión de la historia.
Esto así, por que siempre es preocupación de un investigador, saber cuales conocimientos espera adquirir en cuanto a la historia se refiere.
Heródoto, el llamado padre de la historia, es quien le da sentido de indagación cuando afirma: «La historia es la narración científica de los hechos, de los acontecimientos relativos a los pueblos en particular y a la humanidad en general».
Permítanme antes de entrar en el tema, hacer una reflexión que creo necesaria.
Resulta una constante entre los historiadores utilizar el término descubrimiento, al referirse a la acción ocurrida el 12 de Octubre del año 1492.
No gusto utilizar ese calificativo, prefiero “el hallazgo o encuentro de culturas milenarias”, que aunque semánticamente resulten homogéneos, las califico de más hermosa y apegada a la descripción, que tanto en su crónica hiciera Don Cristóbal Colón, como los que aparecen en los trabajos de Fray Bartolomé de las Casas, Don Gonzalo Fernández de Oviedo, Fray Ramón Pané, Chaverlox, entre otros.
Por tales razones y a sabiendas que es parte del propósito de esta actividad, dar luces sobre estos hechos, daré inicio a esta ponencia con un tema, que aunque parezca elemental suele no tocarse por los historiadores.
Está universalmente aceptado, que a la llegada de Don Cristóbal Colón, la isla se encontraba dividida en cinco grandes cacicazgos y que estos a su vez, estaban constituidos por pequeños territorios, a los cuales llamaban nitaínos.
Los cacicazgos eran los siguientes:
MARIEN, gobernado por el Cacique Guacanagarix, tenía catorce nitaínos: Bainoa, Bayijá, Caobanicu, Caribatá, Guaba, Dajabán, Guajaca, Guaraguanó, Guayubín, Haití, Hatiel, Iguamuco, Jaibón y Mauní.
La capital del cacicazgo se encontraba localizada en la cercanía de la actual ciudad de Cabo Haitiano.
MAGUA; gobernado por Guarionex, tenía veintiún nitaínos: Batey, Cabanacoa, Cibao, Ciguay, Coroiay, Cotui, Cubao, Bonao, Majagua, Macoríx, Maguey, Moca, Mayorì, Maimòn, Fuma. Guaracoa, Manyico, Guaymoca, Goacoa, Guarìcano, Janique.
La capital de este cacicazgo se encontraba muy cerca del Santo Cerro.
MAGUANA, gobernado por Canoabo, disponía de veintiún nitaínos: Abayagua, Aguayagua, Alcobaza, Ayaguana, Azua, Bani, Bànica, Bonao, Careibana, Corojo, Guana, Guananea, Hayaco, Janique, Macabonao, Maguanabo, Nisinao, Niti, Nisao, Sabana y Yaguana.
La población principal de este cacicazgo se encontraba situada al pie de la cordillera Central.
HIGUEY, por Cayacoa, también tenía veintiún nitaínos: Agara, Ayalibi, Bàvaro, Bocaigua, Boyá, Macao, Icayagua, Careybana, Cayaroa, Curiama, Dajao, Guabos, Guairabos, Guayacán, Abacoa, Cayemú, Sairabón, Higuey, Manies, Jiguatá (al que al decir de Fray Ramón Pané estaba situado donde posteriormente se fundo la población de Santo Domingo) y la isla de Saona o Adamanay.
La población más importante de este cacicazgo estaba donde en la actualidad se localiza la ciudad de Salvaleón de Higuey.
JARAGUA, por Bohechío. Era el más extenso de todos los cacicazgos, tenía 26 nitaínos: Anigagia, Aramoca, Aramocao, Barbasia, Baraonda, Baoruco, Buyacaguero, Cajal, Cayaya, Coayo, Guayacarina, Guanauri, Inguenguey, Ibocoa, Jagua, Locayo, Macaoquico, Miraguaña, Neyba, Sabanaquito, Samaniní, Suyabeí, Yaguana, Yaquimo, la isla de Guanabo y El Duan.
Este último ubicado donde en la actualidad se localiza Comendador, capital de la Provincia Elías Piña.
La población más importante de este cacicazgo se encontraba localizada donde en la actualidad se encuentra la ciudad de Puerto Príncipe, capital de Haití, y que con anterioridad fue sede del poblado de Santa María del Puerto, fundada por Frei Nicolás de Ovando.
Los nitaínos eran gobernados por un cacique o Señor, de menor categoría al que imperaba en el cacicazgo.
El gobierno de los caciques era absoluto, pero paternal. Se exigía a los súbditos una sumisión y obediencia completa. El poder se transmitía por herencia y cada cacicazgo era un gobierno independiente. Su administración estaba a cargo de la clase noble y un consejo existente en cada cacicazgo, compuesto por sacerdotes llamados Buitíos y a los cuales se les agregaban los ancianos.
Desde el momento mismo del descubrimiento de la isla, cuando Colón y sus acompañantes pisan tierra y entran en contacto con los aborígenes, tiene lugar un proceso más o menos complejo de relaciones raciales y culturales entre los unos y los otros.
Desde que se da inicio a la convivencia del aborigen y el español, la lengua castellana comienza a padecer remociones en su vocabulario.
Existen algunos ejemplos al respecto, en el diario del gran Almirante Don Cristóbal Colón denomina con una palabra de origen árabe, alfaneque, las chozas de los indios y llama a las barcas para atravesar los ríos, almadías. Pero los préstamos en la lengua general de la española se impusieron y bohío y canoa prevalecieron sobre alfaneque y almadías.
En la mayoría de los casos, estas designaciones sirvieron de mascarillas de elementos nuevos, asociados por sus semejanzas con los conocidos en la Europa renacentista. Los españoles veían halcones, allí donde el indio veía guaraguao; el Curí y la Jutía le parecían conejos.
El eurocentrismo, hizo que Colón oyera en tierras americanas a los ruiseñores y que nombrara una buena porción de la fauna y la flora con los nombres de sus pares, sin detenerse en lo propio de América.
Es el período en el cual se da inicio, al maridaje inusual del español y las lenguas taínas, que se puso de manifiesto con el aprendizaje del español por parte de los caciques Bohechío y Enriquillo, conforme a lo expresado por Fray Bartolomé de las Casas en su crónica “Historia de Indias” y de las lenguas nativas provenientes del arahuaco entre los cuales estaba el mismo Fray Bartolomé de las Casas, Fray Ramón Pané, Don Rodrigo de Jerez, el judío Luís de Torres, Fray Juan Borgoñón (a) el Bermejo, Fray Domingo de Vico y el nombrado Luís Díaz, marido de una indígena nativa de Maguana.
Varias razones explican el por qué de la adopción de indigenismos de las antillas en el español peninsular.
La conquista de las llamadas tierras firmes por parte de los españoles, no se produjo hasta pasado un cuarto de siglo después de descubiertas y conquistadas las antillas mayores. Período en que ya se habían fijado los usos en las designaciones concernientes a la fauna y la flora.
En segundo lugar, las lenguas correspondientes al arahuaco peninsular eran polisintéticas, al decir de Suazo. Quien afirma además, que aunque su sintaxis y gramática no ha sido dable a nuestro conocimiento, su consonancia y estructura silábica dan una apariencia de que resulta fácil su comprensión.
El contacto de los españoles con los nativos de la isla sin embargo, fueron desde el principio conflictivas, tanto que produjeron la progresiva pero implacable desaparición de los habitantes primarios, a tal grado que para el año 1560 apenas quedaban pequeños grupos dispersos, que probablemente sea la causa que redujo la aportación de sangre aborigen en la conformación de los actuales habitantes de lo que hoy se denomina República Dominicana.
Al referirse a este hecho de martirologio, cometido por los españoles en contra de los aborígenes de la isla, el sacerdote Láutico García en su obra “La primera Evangelización de América Latina, Pág. 31”, señala los siguientes: “Es obvio que España no tiene que pedir perdón por la evangelización y aún por el descubrimiento. Pero sí y mucho por la conquista y la colonización. Estas no son mezclables ni identificables nunca. Las luces esplendorosas que emiten los evangelizadores a los Pané, Montesino, Córdoba, Las Casas y otros, no pueden disculpar la sombras, que irradian maléficamente los conquistadores y colonizadores y aún ciertos descubridores. Los evangelizadores no encubrieron esas tinieblas, sino que la denunciaron y la historiaron minuciosa y dramáticamente”, termina la cita.
La temprana desaparición de los naturales de la isla, fue también la causa para que los elementos fundamentales de su cultura, que a la llegada de los españoles atravesaba por la etapa del neolítico, basado en el cultivo intenso de la agricultura y la producción de cerámicas, no se integraran por completo a la simbiosis que se operó con las culturas de otros grupos foráneos.
Pero no obstante su desaparición temprana, legaron para la historia y riqueza de la lengua de Castilla, nombres de plantas, árboles, flores, insectos, pájaros, peces y animales salvajes. Donde se manifiesta la originalidad de la naturaleza del nuevo mundo y las aportaciones indígenas de valor más permanente.
El territorio que en la actualidad ocupa la Provincia de Elías Piña, para la época del descubrimiento de la isla en fecha 5 de Diciembre de 1492, fue jurisdicción de tres cacicazgos. Es posible que este sea caso único, en la historia de los pueblos de la República Dominicana.
Los municipios actuales de Hondo Valle, Juan Santiago, El Llano y Comendador, están enclavados en territorios que pertenecieron al cacicazgo de Jaragua.
Donde se encuentra Comendador, fue cede del nitaíno de El Duan.
Los municipios de Bánica y Pedro Santana, están localizados en terrenos que pertenecieron al cacicazgo de Maguana.
Bánica era un nitaíno de este cacicazgo.
El Distrito Municipal de Río Limpio, está ubicado en terrenos que en el pasado fueron jurisdicción del cacicazgo de Marien.
Para el año 1501 existían en la isla las siguientes poblaciones de importancia:
Santo Domingo, asiento del Gobernador de la colonia.
La Isabela; Concepción de la Vega; Santiago de los Caballeros; Puerto Plata y Bonao fundadas por Bartolomé Colón con la excepción de la Isabela.
Entre los años 1503 a 1504, se fundaron las poblaciones de Compostela de Azua, San Juan de la Maguana, Monte Cristo, Bayaja, La Yaguana y Bánica
Para el período comprendido entre el año 1565 y 1588, surgieron los Partidos y Parroquias como formas de delimitación geográfica, pero además jugaron un papel de primer orden económico, social y religioso.
El antiguo nitaíno de El Duan, formó parte de la parroquia de Bánica y del partido de Azua.
Los más connotados historiadores, han fijado el inicio del proceso que dio vida al período colonial en Santo Domingo en el siglo XVI, lo que coincide con la época del auge en la producción azucarera. Para la segunda década del siglo XVI y comienzo del XVII, la producción de azúcar en la española y su exportación hacia España se podía considerar como importantes, dado el crecimiento que experimentaba debido fundamentalmente al procedimiento de traer esclavos de África, para suplir la mano de obra pendiente por el exterminio de los aborígenes.
No cabe ninguna duda, qué la primera disposición de carácter oficial para la introducción de esclavos negro africanos a la Española partieron de las instrucciones dadas por los reyes católicos a Freí Nicolás de Ovando en fecha 16 de Septiembre de 1501. No obstante su llegada tiene origen en el año 1664 al constituirse la Compañía de las Indias Occidentales.
Pero estos esclavos, traídos de enclaves portugueses en África y capturados por esclavistas africanos en distintas etnias y naciones, hablaban entre si una lengua franca, llamada falado preto que mantuvieron viva durante el siglo XVI, tiempo de supervivencia del sistema de plantación.
Se llevaba también para España cantidades de cueros derivados de una ganadería que era abundante. Sin embargo, estas actividades eran monopolizadas por la Casa de Contratación de Sevilla, quien además limitaba las cantidades que los colonos debían exportar, circunscribiéndose estos a pagos de un impuesto que contribuía en reducir la adquisición de los artículos necesarios para la subsistencia.
Esta situación de abuso y opresión, abrió las puertas de escape para los colonos, mediante el método del contrabando, que de hecho había surgido como práctica ilegal y clandestina como respuesta a la creciente demanda de productos y que posteriormente degeneraría en daños y perjuicios para la incipiente colonia, que de esta forma se vio saqueada por las acciones aliadas de franceses, portugueses e ingleses en las costas norte y oeste de la isla.
Es para este periodo cuando se da inicio a una actividad, que al pasar de los siglos perduraría como la fuente de vida para las poblaciones ubicadas en el entorno fronterizo.
A estos elementos hay que agregar, “Que existía alrededor de un cuarto de siglo que las regiones norte y oeste de la isla estaban poco habitadas y una generación de pobladores ignoraba la existencia de unas tierras donde los pocos moradores eran a la vez monteros, hateros y comerciantes; perseguían reses por entre los bosques, las criaban en los hatos, vendían pieles, sebo, tabaco y madera”, (Juan Bosch, Composición Social Dominicana, Pág. 81).
Este estado alarmante para los intereses de España, produjo reacciones en personas como Jerónimo de Torres y Fray Nicolás Ramos, quienes denunciaron los hechos ante la corona.
Al producirse la disposición por parte de Felipe III, que autorizaba al Gobernador Antonio de Osorio proceder a la despoblación de las costas norte y noroeste, con las cuales se buscaba evitar la presencia de ingleses, franceses y portugueses que unidos se dedicaban a el contrabando de productos, a la explotación maderera y del ganado salvaje entre los años de 1605 y 1606.
El Gobernador Osorio, actuando con el deseo aparente de preservar los intereses de la Casa de Contratación de Sevilla y sus agentes, ordenó la destrucción de las poblaciones de Bayajá, la Yaguana, Montecristi y Puerto Plata, provocando con esta medida el abandono de los Hatos ubicados en la cercanía de San Juan de la Maguana y Neyba, qué fueron acusados de participar en las operaciones de contrabando. Muchos de ellos nacidos tras la desaparición de los aborígenes y que al surgir mantuvieron sus nombres originales, arruinando las condiciones de vida de sus habitantes.
Algunos aceptaron luego ser reubicados en el poblado de la Buenaventura, con la excepción de otros, entre los que destaca un residente en la Yaguana de nombre Hernando de Montoro, que prefirieron emigrar o renuentes diseminarse en el área, razón que provocó la ordenanza del Gobernador Osorio para reprimir a los revoltosos.
Dando lugar a un hecho significativo para la historia de Comendador y San Juan de la Maguana que me permito citar a continuación:
Don Moreau de Saint Mery en su libro “Descripción geográfica, física, civil y política de la parte oeste de la Isla de Santo Domingo”, señala lo siguiente:
“En el acta instrumentada por el escribano Don Gaspar de Azpichueta el 11 de Octubre de 1606, dando informe sobre los esclavos negros que se habían alzado en las montañas por motivo de las devastaciones del Gobernador Antonio de Osorio. Plantea que este ordeno a cuadrillas armadas recorrer las áreas circunvecinas a las poblaciones de la Yaguana, Guaba, Sabana y Bánica, logrando detectar en el lugar conocido como El Duan, antiguo nitaíno del cacicazgo de Jaragua, a un grupo de esclavos pertenecientes a la etnia de los Bambara, mientras preparaban su alimento tradicional al que denominaban chen chen.
Los Bambaras, al decir de los escritores Aguirre Beltrán, Alberto Vázquez Figueroa y Carlos Esteban Deivi, era un grupo étnico nacido de la unión de miembros de la etnia Mandinga con los de la etnia Bevisi, cuya ubicación en África se localizaba a orilla del rió Níger, donde se dedicaban al cultivo del maíz y a la practica animista. Termina la cita.
Este hecho que puede considerarse aislado, es probable, que al pasar el tiempo se constituyera en el primer eslabón, en la introducción de expresiones de la lengua cróele que tendría mayor arraigo, no solo por ser un elemento gastronómico, si no también por su uso, en actividades de carácter mágico religiosa, como el gagá, el vudù, entre otros elementos del sincretismo cultural haitiano.
Posteriormente El Duan se convertiría en un Hato, durante la gestión del Gobernador Don Joaquín García Moreno
Al gobernador Osorio sustituyo Diego Gómez de Sandoval, quien hubo de aplicar medidas tendentes a mejorar los recursos de los hatos existentes, que constituía el único medio visible de posible bienestar económico.
En el año 1697 se produce el Tratado de Ryswick, por el cual España cedió a Francia los terrenos que esta última había ocupado de manera ilegal en la parte oeste de la isla de Santo Domingo.
Estas acciones habrían de repercutir en el devenir histórico de la isla y daría paso al asentamiento de nuevos elementos culturales.
El abandono del sistema de plantación y la primacía que posteriormente habría de tener el hato ganadero, favorecieron a una mayor proximidad entre los grupos étnicos y con ellos a un mestizaje de la escasa población existente.
John Lipsky plantea, que la cantidad de esclavos desembarcados en Santo Domingo entre los años 1600 y 1790 fue de 6,032 esclavos, mientras que en ese mismo periodo la cantidad que arribó a la colonia francesa de Saint Domingue alcanzó la cifra de 681,601 personas provenientes de diferentes lugares y etnias del África.
A Diego Gómez de Sandoval, sustituyo Manuel de Azlor, que realizo ingentes esfuerzos en repoblar con nuevas poblaciones la devastada isla.
Entre las poblaciones fundadas está la de San Rafael de la Angostura en 1763. Utilizando para tal fin 26 familias provenientes de Compostela de Azua, expertos en la defensa territorial y 292 personas de origen canario, que fue necesario reubicar para disminuir los gastos que generaban en ociosidad.
En 1768 el Teniente Coronel José Guzmán solicito mediante comunicación dirigida a la corona, se les permitiera a costo personal, fundar una población con la única condición de que una vez concluido se les recompensase con el título de barón u otra merced particular.
El lugar escogido como asiento de la nueva villa fue el de la atalaya, ubicada en el paraje que para la época se denominaba Mata de Pedro a orilla del río canoa, donde con anterioridad existía un hato de unas cuarenta familias.
La nueva población fue bautizada como San Miguel de la Atalaya.
Guzmán fue premiado por el Rey de España, que mediante Orden enviada por medio del Gobernador Azlor, de fecha 8 de Octubre del 1778, se le concedió el título de Barón de la Atalaya
A Manuel de Azlor sustituyó Joaquín García Moreno
El 29 de Febrero 1776 se firma entre el representante francés Vizconde de Choiseul y el gobernador español Joaquín García Moreno el tratado de San Miguel de la Atalaya, que tiene como aspecto importante, cláusulas que posteriormente fueron integradas al Tratado de Aranjuez, celebrado al año siguiente de 1777 y que estableció los limites definitivos entre las dos colonias.
En 1780 el Gobernador Joaquín García Moreno, dispone el cambio de nombre del hato de El Duan por el de Comendador, para honrar a Frey Nicolás de Ovando conquistador de la isla y autor de la matanza de Jaragua.
Sobre la matanza de Jaragua, existe una leyenda difundidas por generaciones de eliaspiñenses, que señala la posibilidad de que las cenizas mortales de los indefensos aborígenes ahorcados en este hecho inhumano, se encuentren depositadas en una pequeña elevación localizada al oeste del antiguo nitaíno de El Duan, cede actual de la ciudad de Comendador, capital de la provincia Elìas Piña.
En 1795 se firma el Tratado de Basilea, con el cual España cede a Francia la parte Este de la Isla de Santo Domingo.
La firma del Tratado de Basilea, se origina en una época en que se producen las guerras emancipadoras de las antiguas colonias españolas como parte de la decadencia que ya era visible en el imperio, y que se puso de manifiesto durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII de finales del siglo XVIII y mediado del siglo XIX. Paso que vino a generar un doloroso proceso en que se produjeron las invasiones de 1801 y 1805, y que desató un estado de beligerancia entre los habitantes de la antigua colonia de España y la francesa
En 1798, se origina la rebelión de los esclavos en la colonia francesa de Saint. Domíngue, que termina con la independencia de Haití en 1804.
En 1880, como resultado de los hechos acaecidos en la antigua colonia francesa, se produce el arribo de un contingente de nacionales oriundo de Turquía, quienes se habían establecido en Haití tras salir de su país en guerra. Al llegar a suelo dominicano, se radicaron por algún tiempo en el poblado de Comendador, de donde posteriormente emigraron para residenciarse en poblaciones circunvecinas como Las Matas de Farfán, El Cercado y San Juan de la Maguana.
De este hecho se desprende la presencia de apellidos como Bortokan, Maffout, Heyaime, Garib, Arbaje, etc y aportes valiosos de su cultura, basados fundamentalmente, en el despliegue de actividades comerciales como fantasía, quincallería entre otros, sin que falte el aspecto alimenticio del cual señalamos como ejemplos el quipe, las berenjenas rellenas y el famoso queso arisque tradicionalmente elaborado en el municipio de Las Matas de Farfán, Provincia San Juan de la Maguana.
En 1801, Toussaint Louverture a la sazón gobernador de la colonia de Saint Domíngue, entra en posesión de la parte española y lo divide en dos departamentos. Cibao y Ozama.
En el período de ocupación haitiana comprendido entre 1809 y 1821, parte del territorio de la actual provincia Elías Piña era jurisdicción de Azua, departamento de Artibonito.
Al constituirse la República Dominicana en 1844, se dividió el territorio en cinco provincias Santiago, la Vega, Santo Domingo, El Seybo y Azua. Quedando Comendador dentro de esta ultima demarcación.
Algunos historiadores establecen la fundación de Comendador a principio del siglo XIX, aunque se acepta que adquirió importancia a partir de 1868, durante el período conocido como “La Guerra de los seis años”.
Probablemente, la presencia de contingentes armados y en pie de lucha para derrocar un gobierno como el de Buenaventura Báez, obsesionado en arrendar la bahía de Samaná y anexar el país. Contribuyó en dinamizar las actividades de la población y razón para que se tome como época de su fundación.
En ese período, los niveles de subsistencia de los habitantes de Comendador, se circunscribían básicamente en la producción de rubros como el algodón, caña de azúcar, maíz, guandules, anconí, ajonjolí y otros que tenían una fuerte demanda en los mercados dominicanos y haitianos de la época.
Es la etapa que en que nacen la celebración de actividades religiosas como las del Espíritu Santo, que tenían categoría de patronales y que llevaba a cabo la Señora Juana Sierra, mujer del Capitán Tomás Ignacio Piña, hermano del célebre Coronel Elías Piña; las fiestas en honor a San Antonio de Padua del 13 de Junio que realizaba Doña Ofelia Paniagua; la Virgen de Los Remedios, del 18 de Septiembre efectuada por Doña Juana Maria Roa y la virgen de La Altagracia que tradicionalmente celebraba el inolvidable Alonzo Polanco en fecha 21 de Enero.
En 1907, el Presidente de la Republica Don Alejandro Woss y Gil, emite un dictamen que concede categoría de Cantón a Comendador.
Con la reforma constitucional de 1908, queda abolida la denominación de Puestos Cantonales y estos pasan a ser Comunes.
En ese periodo comienzan a celebrarse las festividades en honor a Santa Teresa de Jesús, que se les atribuye su inicio a sugerencias del Prebistero Amos Vélez Mingue, que asistía en cuestiones religiosas a Comendador, pero con cede en Bánica. Disposición que tuvo el aparente propósito de complacer a la mas alta autoridad del lugar, el Capitán Benjamín Ogando, casado con una hermosa trigueña oriunda del poblado de La Descubierta de nombre Teresa Ramírez
Es el periodo también, en que se da inicio a una modalidad cultural que es única en el país. El Fleguinè, llamado así por el nombre del lugar donde se originó. Consiste en el entierro de personas mayores a los acordes de una música ejecutada con instrumentos musicales vernáculos como el balsié y el fututo. La creación de esta modalidad cultural se le atribuye al nombrado Lorenzo Tolentino.
Pero es también la ocasión en que Doña Mercedes de la Rosa (alía Merce Chola), quién se presume era oriunda de San Juan, cautiva a los lugareños con su arte culinario consistente en la confección de platos típicos, como el maíz con leche o chacá, roquetes de yuca, locrio de vija y carnes de cerdo, moro de anconí, un moro denominado congrí por el color morado que le suministraba un hongo comestible al que llamaban yon yon y de sobremesa un dulce casero de nombre Suspiro.
Época en que todo el valle de San Juan, era un ente magnífico de producción de rubros. Maíz, Maní, entre otros, y que produjo una rivalidad hermosa, entre San Juan y Elías Piña, en interés de obtener mayores niveles de producción en esos dos productos agrícolas, de los cuales se utilizaban los excedentes para la alimentación.
Es posible que este sea el punto de partida, de donde nace que cada pueblo autoproclame ser los precursores del famoso plato llamado chen chen, el que a todas luces tiene un origen africano, sin descartar el valor de otras teorías existentes.
En 1930, mediante ley No. 30 se le cambia el nombre de Comendador y se le otorga el nombre de Elías Piña, en honor al Coronel del mismo nombre.
En 1938, por ley No. 1521 se crea la Provincia Benefactor con la ciudad San Juan de la Maguana como Capital y Comendador siendo parte de la nueva demarcación territorial.
El 16 de Septiembre de 1942 mediante ley No 83, se constituyó la Provincia San Rafael y la población de Elías Piña como capital.
La creación de la provincia, fue parte de la política de dominicanización fronteriza, elaborada por el gobierno de Horacio Vázquez e implementada por el régimen de Rafael Trujillo Molina.
Es a partir de este hecho, cuando se produce el arribo de distintas personalidades del país, y en forma mayoritaria sanjuanera, designadas en los diferentes cargos públicos existentes en la nueva demarcación provincial.
En 1965, mediante ley No. 704 se le cambia el nombre de Provincia San Rafael y se les concede el de Estrelleta. Manteniendo el nombre de Elías Piña al municipio cabecera.
Finalmente, en 1972 mediante ley No. 342 se le sustituye el nombre de Estrelleta y se les confiere su actual nombre de Provincia Elías Piña. Retornándole al municipio cabecera su antiguo nombre de Comendador.