Tras proclamar «¡Nunca más!», apañar el saqueo… ¿Qué vendrá después?
Por LILLIAM OVIEDO
“Lo principal es recibir
con dignidad los tiempos que sean,
cuando la época se estanque
o se enturbie hasta el fondo.
Con dignidad, lo principal, con dignidad
para que los distribuidores de dádivas
no te conduzcan hasta el establo
y no te atasquen con heno la boca”.
Evgueni Evtushenko
Por no tomar posición contra el maltrato a los inmigrantes pobres y al levantamiento de la verja perimetral, que es un muro en la frontera con Haití, y por no pronunciarse en forma contundente contra la llamada alianza público-privada, Guillermo Moreno puede ser calificado como conservador o como falso progresista; pero por apoyar la reelección de Luis Abinader y convertirse en candidato a senador por el Partido Revolucionario Moderno, PRM, hay que calificarlo como un ente comprometido a perpetuar el espectáculo electorero sumándose, por tanto, a dirigentes sucios de todo y atados al pacto de impunidad.
Hoy, con Hipólito Mejía, Danilo Medina, Leonel Fernández y Abel Martínez evidenciados como delincuentes políticos y evidentemente ligados a la delincuencia común, la clase dominante exige a todos sus servidores emplearse en barnizar el lodo de los mal llamados partidos tradicionales.
En días recientes, el PRM anunció la selección como candidato a senador por el Distrito Nacional de Guillermo Moreno, mientras Minou Tavárez Mirabal informó que fue consumado un pacto electoral entre Opción Democrática y el Partido de la Liberación Dominicana, PLD. El pacto electoral es parcial y le sigue a otro acuerdo con la Fuerza del Pueblo. Camina junto a Leonel Fernández y Danilo Medina como si la podredumbre solo existiera cuando la perciben los sentidos.
Guillermo Moreno y Minou Tavárez crearon y dirigen organizaciones con el fin de mantenerse insertos en un sistema podrido al cual siempre han pertenecido. Es inútil que intenten diferenciarse de los politiqueros desacreditados. Entre la estafa política y el descaro se han movido. ¡Qué vergüenza!
Analistas dirigidos por corporaciones mediáticas los han calificado como de izquierda (izquierda no marxista, dicen algunos, no libres de la intención de enlodar a la verdadera izquierda) y en determinadas coyunturas han sido convocados a discutir proyectos dirigidos a impulsar el avance político.
En el caso de Minou, cabe aclarar que no se hereda esa condición por ser descendiente de héroes o de mártires. Esa condición se adquiere por actuar como ente de cambio, y desde hace más de 30 años ella está ligada al PLD (fue legisladora) y a la Fuerza del Pueblo como integrante o como aliada, sin importar que Leonel Fernández y Danilo Medina encabecen proyectos de prolongación del autoritarismo y el servilismo y en términos concretos dirijan proyectos antipopulares y entreguistas.
Guillermo Moreno fue fiscal del Distrito Nacional durante el primer gobierno de Leonel Fernández y tuvo que salir del cargo por cuestionar la impunidad y la corrupción, pero ha puesto su prestigio al servicio de la clase dominante y se ha negado a identificarse con las mayorías explotadas en un país donde las leyes laborales son letra muerta, los servicios públicos son precarios y los derechos humanos figuran en papeles guardados en cualquier escritorio para sacarlos cuando los dirigentes tengan que asumir poses populistas.
Se propone ahora impulsar desde el Congreso Nacional su proyecto electoral y convencer a la
clase dominante de que puede presentarlo como candidato presidencial. Tienen Minou Tavárez y Guillermo Moreno el objetivo de preservar la inserción personal y de grupo y eso los hace comparables con los jefes de franquicias politiqueras como la Fuerza Nacional Progresista, el Partido Humanista, el Partido Quisqueyano Demócrata y otras pequeñas parcelas que permanecen en oferta todo el tiempo.
La colaboración en materia ideológica
En noviembre pasado, al anunciar la alianza con el grupo que encabeza Leonel Fernández, Minou expresó: «La alianza es clara y con un carácter opositor porque también para nosotroses importante que nuestros funcionarios que resulten electos al Congreso y los ayuntamientos tengan sus propias voces».
Otra penosa declaración fue la del legislador Fidelio Despradel, secretario ejecutivo de Alianza País, en el anuncio de la candidatura de Moreno: “Apoyamos la candidatura de Luis Abinader, por su lucha contra la corrupción y la impunidad y por ser reconocido a nivel internacional como un Gobierno honesto, para que no vuelva al estado de uso y abuso de los recursos del Estado”.
Con esta exposición, Fidelio Despradel se despoja de su condición de figura de izquierda y se asume como prosistema. No hay que adjetivar la acción, porque no es necesario describir lo que se ve de lejos.
¿No se ve la permanencia de la impunidad y la continuidad del saqueo a casi cuatro años del inicio de la gestión de Abinader? ¿No le preocupa el servilismo, la identificación con Israel y la obediencia al poder hegemónico que llevan a Abinader a solicitar en los foros internacionales la invasión a Haití? ¿Acaso nada de eso, a juicio de Fidelio, le resta mérito?
Es preciso llamar la atención a la parte de la izquierda (o de la falsa izquierda) que se considera obligada a sumarse al espectáculo electorero aunque al integrarse no contribuyan a impulsar el avance político.
No hay que facilitar el trabajo de figuras como Minou y Guillermo Moreno, porque alimentar el oportunismo es contribuir a perpetuar el atraso. En el año 2012 Guillermo Moreno presentó en un volumen con el título ¡Nunca más! Una denuncia contra Leonel Fernández que fue enviada al zafacón por la actual procuradora
adjunta Yeni Berenice Reynoso.
¿No se da cuenta de que, al presentarse junto a un presidente con una fortuna de más de cuatro mil millones de pesos, reconocido como usuario de paraísos fiscales y como heredero de bienes públicos comprados a precio de vaca muerta, además de apañar a Abinader valida las acciones del propio Leonel Fernández? No es ingenuo hasta ese punto. Y hay que decir que, a pesar de los datos de los cuales dispone tras su paso por el Estado, no enfrenta a los grandes empresarios, quienes consienten, auspician y se sirven del saqueo.
De Minou, antigua legisladora y beneficiaria del derroche en el Estado, solo hay que decir que sigue en lo mismo.
Le sirven al sistema y le servirán mientras el sistema utilice sus servicios. No tienen reparo en apoyar la corrupción y el entreguismo.
Se muestran como son, en obligado ejercicio de descaro… Es un deber Identificarlos y denunciarlos.