Opiniones

El paramilitarismo, un engendro de la coerción de clase

Por LILLIAM OVIEDO

El 30 de marzo transmitieron desde Friusa contenido basura del que suele transmitirse en plataformas instaladas con ese fin, y el 24 de abril pretenden tirar un sucio manto, con el mismo contenido, a la conmemoración del 60 aniversario de aquel abril marcado por la lucha libertaria.

Sustituir la búsqueda de reivindicaciones y el ansia de libertad por el patrioterismo y el discurso de odio que genera enfrentamiento entre los grupos explotados, es la intención de los integrantes de un sistema político sustentado por el saqueo, el entreguismo y el pacto de impunidad y caracterizado, en consecuencia, por la podredumbre.

Utilizan ahora a un joven de nombre Ángelo Vásquez, de origen humilde y vestido con uniforme negro, charreteras y cuantos adornos puedan simbolizar el autoritarismo.

Lo han dotado de un vocabulario con algunas frases fijas, algunas ideas en círculo y una leyenda ingenua que la prensa corporativa y las plataformas de contenido basura gritan como verdad en un intento de impedir que se vean las manos detrás de él.

Dicen que la organización (¿organización?) llamada Antigua Orden Dominicana fue creada por él a los 14 años de edad y ha crecido con el patrocinio económico y logístico de emigrantes que viven en Nueva York y en otras ciudades. ¡La mano invisible lo sigue siendo! Y, como patrocinio visible, los comunicadores corporativos presentan a creadores de contenido basura.

El sostén del discurso de odio es el poder que ejerce la coerción de clase. El paramilitarismo de hojalata es solo la parte visible. Los medios de comunicación controlados por corporaciones y las plataformas para difusión de contenido basura, que se funden en la labor de fomentar el atraso político, hablan de traición a la patria y de difusión de antivalores, pero esa manipulación no soporta examen alguno. ¿Habrá peor traidor que quien propicia la explotación y realiza una labor ideológica dirigida a enfrentar entre sí a los explotados?

Un sistema incapaz de superar el balaguerismo

Desde el Palacio Nacional, desde la alta oficialidad de los cuerpos armados, desde asociaciones politiqueras imprecisamente llamadas partidos y desde los medios de comunicación controlados por corporaciones, se intenta fomentar la aceptación del paramilitarismo e imponer el enfoque fascista en el tratamiento de un tema de alto interés humanístico como es la migración.

Se montan en la ola internacional de la ultraderecha. Donald Trump ascendió a la presidencia de Estados Unidos enarbolando el odio y prometiendo criminalizar la migración sin documentos y en Europa el discurso contra las personas migrantes es levantado por un liderazgo caduco, servil y siempre dispuesto a fungir como socio menor en las aventuras imperialistas concebidas por los estrategas para afianzar la resquebrajada hegemonía estadounidense. En Estados Unidos y en Europa, palabra y acción han ido de la mano en los gobiernos actuales y en los anteriores.

La derecha dominicana, caduca, hija del atraso y sucia por las groseras prácticas de despojo y la permanente jornada de exterminio de jóvenes pobres, ha buscado como elemento de unidad interna la tarea de presentar como necesario el discurso fascistoide y como ejercicio de soberanía el enfrentamiento entre dominicanos y haitianos pobres.

Es un recurso dirigido a invisibilizar (y si es posible a negar) la existencia de la lucha de clases. ¡Cuán cómodo resulta para la ultraderecha proclamar que son enemigos de los trabajadores dominicanos los trabajadores haitianos sobreexplotados y marcados con el sello de ilegales! Lo que le infunde temor es que se identifique al verdadero enemigo, al sector que explota, el que pretende revertir conquistas laborales y seguir negando el derecho a la sindicalización, el que disfruta de privilegios logrados a partir de salarios deprimidos y despojo de pequeñas y medianas propiedades a través de subterfugios legales y hasta de la fuerza de las armas.

La sangre puede secarse y desaparecer de la vista, pero ensució para siempre las fortunas originadas por las tropelías de los miembros del anillo que rodeaba a Joaquín Balaguer y de los protegidos de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. La matanza de haitianos en la década de 1930 fue una ofensa a los dos países y lo es hoy la difusión del discurso de odio y la tolerancia a la sobreexplotación y al asedio.

Si en 1971 fue indignante que Joaquín Balaguer, desde la Presidencia de la República, se mostrara tolerante ante las acciones de la mal llamada Banda Antiterrorista o Banda Colorá y a su jefe civil Ramón Pérez Martínez (alias Macorís), hoy es condenable y asqueroso que Luis Abinader y su ministra de Interior, Faride Raful, otorgaran permiso para que una marcha contra los haitianos residentes en Friusa, a pesar de que desde una plataforma de contenido basura uno de los patrocinadores de ese acto llamó a asistir portando escopetas, revólveres, metralletas o cualquier otro tipo de armas.

¡Qué retorcido concepto de democracia! ¡Qué forma más grosera de manipular a la opinión pública! Funcionarios que conceden permiso para realizar manifestaciones de racismo y xenofobia y para repudiar a los pobres, además de mentirosos son elitistas y enemigos de los sectores populares.

En el pasado gobierno, en el año 2018, Ney Aldrin, como director de la Policía Nacional, dijo que los de la Antigua Orden Dominicana son jóvenes patriotas y que ojalá todos los jóvenes piensen, como ellos, en la patria. ¡Qué descaro!

La Antigua Orden y grupos similares con nombres menos sonoros han agredido marchas por los derechos de los migrantes y amenazan a personas y organizaciones, pero esas acciones son minimizadas por los funcionarios. En estos casos, tolerancia y complicidad son sinónimos. ¿Hasta dónde llegarán acunando el paramilitarismo?

El tratamiento que se da al tema en los medios de comunicación corporativos, llenos de seudoanalistas y opinadores pagados con el dinero del pueblo y que han prostituido sin reparos el ejercicio de la profesión, deja claro que la derecha como conjunto ha encargado la tarea.

Se proponen, junto a la Antigua Orden Dominicana, empañar las fechas de abril con marchas contra los haitianos en lugar de condenar el uso de la fuerza contra quienes rechazan el saqueo que realizan las grandes mineras y repudian el control por parte del Ejército de Estados Unidos de los depósitos de tierras raras en República Dominicana.

Y habrá que contrarrestar ese intento de borrar la memoria histórica recordando que en abril de 1965 hubo haitianos combatiendo al invasor yanqui.

¿Qué decir de Jacques Viau, el joven poeta mártir que compuso hermosos versos para sus dos patrias y murió defendiendo a una de ellas, justo a la dominicana?

Los nombres de Leonel Fernández, Danilo Medina, Abel Martínez, Hipólito Mejía y figuras

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba