Opiniones

FMI: Sin reforma no habrá paraíso

Por BERNARDO HIRAN SANCHEZ

Si algo hemos aprendido los dominicanos, y específicamente las autoridades, es a ser buenos anfitriones  del personal técnico de tan importante organización financiera internacional. Pues, en sus declaraciones finales, contadas desde 1978 hasta 2025, serían alrededor de 47 visitas mínimas, y si se suman las visitas adicionales por programas de ajuste, negociaciones y revisiones de acuerdos, la cifra real sería mucho mayor, probablemente por encima de 80 a 100 visitas oficiales.

En tanto, la magia del gobernador Valdez Albizu ha surtido sus efectos al lograr mantener los criterios de los técnicos del Fondo favorables a la economía del país, incluso consiguiendo que el documento final corrobore los objetivos de la Meta 2036, de duplicar el PIB.

En efecto, el informe atribuye un extraordinario desempeño económico de la República Dominicana en las últimas dos décadas, elogia las políticas recientes de las autoridades y los sólidos fundamentos económicos que respaldan una perspectiva positiva. Sobre todo, celebra la mayor flexibilidad del peso, cuyo tipo de cambio se mantiene en consonancia con los fundamentos de la economía y políticas prudentes.

Aimismo, sugiere una política fiscal prudente acompañada de medidas para crear espacio que permita aumentar la inversión y mantener la deuda en una trayectoria descendente.

Y reitera la necesidad de las reformas y las inversiones para impulsar el sector eléctrico, que viene a ser prácticamente la novena recomendación formal desde 2003. A diferencia de informes anteriores, ahora se apuntala también a reformas estructurales complementarias para elevar el capital humano, la competitividad y la resiliencia ante desastres naturales, con el fin de impulsar el crecimiento potencial en concordancia con los objetivos de la Meta 2036.

De modo que, visto a partir del análisis total del informe, se puede colegir que la conformidad de los técnicos monetaristas se corresponde con el comportamiento de la economía dominicana dentro de parámetros manejables por las autoridades monetarias, lo que permite mantener la estabilidad macroeconómica. Mientras, las autoridades fiscales caminan con la prudencia de no “revolotear”, por lo menos por ahora, el entramado fiscal que permite a los actores y sectores económicos del país mantener los niveles de producción que garantizan ingresos, más o menos, suficientes al fisco.

Así, el déficit del Gobierno Central en 2024 se mantuvo en 3.1% del PIB, esperándose que en 2025 se
incremente a 3.5%, aunque seguirá cercano a niveles históricos. Del mismo modo, se espera que el déficit en cuenta corriente se mantenga en torno al 2.5% del PIB, consistente con el comportamiento de las últimas décadas, y que la inflación se ubique dentro del rango meta de ±4.0%. No obstante, el FMI proyecta un crecimiento de 3.0% para 2025, cifra por debajo del 3.8% (o 4.0%) esperado inicialmente para este año.

En suma, el informe sugiere seguir aplicando las medidas que fortalecen la coordinación de las políticas monetaria y fiscal, instando a elevar la inversión pública y mantener el gasto primario dentro de los límites de la Ley de Responsabilidad Fiscal. También apunta a reducir gradualmente los subsidios eléctricos mediante una mejor focalización. Y elogia a las autoridades monetarias y financieras, que una vez más obtienen buena calificación y, por lo tanto, claro está: “garantizan en cierto modo su permanencia en los puestos que ocupan”.

Por otra parte, mantiene cierta prudencia al sugerir una reforma fiscal integral, que permanece en la
bandeja del escritorio a la espera de que los vientos políticos soplen a favor.

En lo que respecta a la reforma estructural, el FMI cruza la línea de las recomendaciones meramente monetarias y sectoriales, hacia temas que tienen que ver con la capacidad productiva del país, asunto en el cual hemos reiterado que, en el mediano y largo plazo, es la única garantía de que el país logre mantener un crecimiento en torno al potencial de 5.5%. Lo resumimos en los siguientes puntos: 1. Incremento del valor agregado en los sectores productivos, mediante:

*La diversificación de las actividades económicas, favoreciendo el perfeccionamiento de aquellas
altamente encadenadas.

*La incorporación de nuevas cadenas productivas, fundamentalmente en subsectores tecnológicos.                                                                                                                                                                      2. Retomar la estrategia de integración vertical de las unidades productivas (hacia adelante y hacia atrás), reduciendo la dependencia de insumos importados. Sustentar la producción en sectores económicos encadenados, tecnificados, generadores de bienes y servicios diferenciados y de alto valor añadido.3. Inversión en innovación y tecnología adaptable a nuestra realidad, lo cual requiere:
• Un aumento del gasto público y privado en I+D.
• El fortalecimiento de incentivos para que las empresas adopten tecnologías avanzadas y orienten sus
procesos hacia la innovación.
4. Aumentar la competitividad de los sectores productivos, a través de:
• La producción de bienes y servicios de alta calidad como elemento de diferenciación.
• La mejora en la productividad de los factores de producción (capital humano, infraestructura y
tecnología).
• El empleo de una fuerza laboral altamente cualificada, con formación técnica y profesional, que
asegure alta productividad.
En definitiva, aunque las medidas monetarias y fiscales seguirán contribuyendo a la estabilidad
macroeconómica y a mantener un crecimiento positivo en un entorno internacional adverso, en el mediano y largo plazo se requieren reformas estructurales y políticas económicas que garanticen un crecimiento sostenido en torno al 5.5%. Y si se quiere duplicar el PIB, será indispensable alcanzar un crecimiento anual sostenido de alrededor del 6.0%.

  • El autor es Economista, Ph.D.

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