
Cuando el SIM asaltó la Casa Curial y a Monseñor Thomas F. Reilly
Por Anulfo Mateo Pérez
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La indignación de la tiranía, que encabezaba Rafael Leonidas Trujillo Molina, se incrementaba por las prédicas de la Iglesia, sabiendo que su régimen de oprobio se tambaleaba por la resistencia y lucha del pueblo dominicano y la clara determinación del gobierno de los Estados Unidos de retirarle su respaldo y propiciar su derrocamiento.
Las críticas desde el púlpito de sacerdotes y obispos, cuyas voces más altas eran las de Monseñor Thomas F. Reilly, en San Juan de la Maguana, y Monseñor Panal, en La Vega, venían a agudizar la crisis del firmado acuerdo del Concordato entre la tiranía y la Iglesia Católica.
El resquebrajamiento de las relaciones de Trujillo con el clero, fue contrastante con el trato de paños y manteles de otros tiempos, como en su segundo año de gobierno, cuando se interesó en obtener el respaldo del Vaticano, decretando varias medidas en favor de la Iglesia Católica, como fue un subsidio por parte del gobierno.
Por esa medida “El Jefe”, recibió la Orden Hierosolimitana del Santo Sepulcro por parte del Arzobispo de Santo Domingo, Monseñor Adolfo Nouel, en agosto de 1931.
Apenas habían pasado unos meses (1932), para que el Padre Rafael Castellanos Martínez, quien había sustituido a Monseñor Nouel, se negara a someterse a su dictadura. Trujillo consideró la actitud del religioso como una rebeldía, quitando el subsidio. Pero la sangre no llegó al río.
El 15 de junio de 1954 Trujillo viajó al Vaticano para firmar un Concordato junto el Papa Pío XII, recibiendo la Gran cruz de la Orden Piana, esto le permitió a la Iglesia Católica volver a tener privilegios por encima de otras iglesias.
Sin embargo, el 31 de enero de 1960, todas las iglesias de República Dominicana se pusieron de acuerdo, y mediante una carta pastoral mostraron su desacuerdo con el régimen, destacándose Monseñor Reilly y Monseñor Panal. Trujillo recrudeció los ataques al clero y promovió protestas contra los obispos.
Monseñor Reilly, según se rumora en San Juan de la Maguana, mantenía una “especial consideración” del gobierno de Estados Unidos, en el momento del conflicto con Trujillo (1961), porque los Kennedy y los Reilly son de Massachusetts y existían relaciones primarias desde décadas atrás.
Al final de la década de 1950, Trujillo crea el Servicio de Inteligencia Militar (SIM), para reprimir, torturar, asesinar a sus opositores y oprimir al pueblo dominicano. La tenebrosa organización contaba con agentes secretos y con Johnny Abbes como jefe, quien recibía las órdenes de represión y tortura directamente de Trujillo.
El SIM atemorizaba a la población en general mediante la tortura, contaba con varios lugares para llevarlas a cabo, los más recurrentes fueron la Cárcel del 9 y la Cárcel de la 40.
HOSTIGAMIENTO DEL SIM CONTRA LOS REDENTORISTAS
Los sacerdotes redentoristas, y en particular Monseñor Reilly, fueron hostigados por los agentes de forma persistente y ostensible. Cuando el personaje sanjuanero conocido como “Madre Gorda” le vociferaba con voz en cuello al obispo: “Ese americano del diablo, dénmelo para fusilarlo”, el religioso imperturbable siguió su camino, pero se dice que corría peligro de muerte.
Narra Jesús Cabrera Mateo (Chón), chofer de la “Línea Estrella Blanca”, quien servía de correo entre los sacerdotes redentoristas y los religiosos del Colegio Santo Domingo, que él fue testigo cuando el coronel José María Alcántara detuvo a Monseñor Reilly.
—Chón, ¿qué pasó con Reilly?
—Bueno, esa tarde yo llegué de la capital y cuando llegué a la bomba (estación de expendio de combustibles) venía ese gentío y era el general Alcántara que estaba paseando a Monseñor Reilly por el pueblo y frente a la bomba…
—¿¡Paseando a Monseñor Reilly… preso!?
—Sí, preso, paseándolo… cuando… recuerdo que las monjas estaban gritando y una balsa de gente gritando…
—¿Y en que lo paseaba… a pie o en…?
—A pie.
—¿¡A pie!?
— Y cuando se pararon ahí en la bomba, Independencia con Mariano, ahí en la esquina, casi en medio de la calle, Monseñor Reilly con una colilla de cigarrillo, así, quemándose esos dos dedos (índice y mayor), en la mano izquierda, le dijo a Alcántara: “Usted ha asesinado a mucha gente indefensa, pero usted no tiene capacidad para asesinarme a mi”. Eso dígalo, porque yo lo viví, de aquí ahí, como está usted… y eso no se me ha olvidado.
—¿Y cuál fue la reacción de Alcántara?
—Nada, dijo: “¡Vámonos!”… y siguieron. Después dejaron ir a Monseñor.
El fotógrafo José Saladino Figuereo Oviedo (Salao), quien cubrió con su cámara muchas de esas incidencias, narra como rescatan a Reilly.
—Saladino, ¿qué pasó con Reilly, cuando “Madre Gorda” lo amenazó?
—Entonces, al llegar a la Casa Curial, lo vino a buscar un carro de la embajada de Inglaterra, porque no había relaciones cuando eso con Estados Unidos.
—¿A Reilly?
—Sí… y a dos sacerdotes. Un carro negro… marca inglesa. Y se llevaron a Monseñor. Entonces, al día siguiente, un sacerdote de apellido Rodríguez, que era capellán de la iglesia, capitán, saqueo la parte de arriba de la Casa Curial.
—¿Cómo?
—Saqueó, en un carro de la aviación. Me dijo a mi: “Aquí asegurando las cosas de Monseñor”. Y yo le dije: “Y quien como usted, ahí están seguras, en sus manos”. Y siguió saqueando; echó varios viajes. Tiempo después, le pidió perdón a Monseñor.
—Bueno, por el momento hemos terminado. Ya hay bastante información para publicar. Gracias Chón, gracias Saladino, por contar esas vivencias. Espero que nos encontremos muy pronto para continuar.
04 de junio del 2011.